En nuestra vida cotidiana, a menudo subestimamos el poder de hablarle a los animales. Sin embargo, más allá de las palabras, esta interacción puede tener profundos beneficios para nuestra salud mental.

Antes de enumerar los múltiples beneficios que tiene esta práctica debemos mencionar que el antropomorfismo que consiste en otorgar cualidades humanas a animales, plantas u objetivos, esta humanización del entorno que nos rodea nos permite tener tranquilidad.   
En este artículo, exploraremos cómo hablarles a los animales puede ser una terapia efectiva para mejorar nuestro bienestar emocional.
Según el artículo de psicología y mente, “es común que los seres humanos nos consideremos los seres con mayor superioridad o al menos actuemos como tales. Por esta razón, ya que percibimos el mundo desde nuestra vivencia como personas, es fácil que valoremos o describamos nuestro entorno con los rasgos propios de nuestra especie”.

Otorgar rasgos humanos a nuestro entorno es algo que se presenta naturalmente, ya que el ser humano no entiende el mundo sin él mismo, por eso es que es más fácil que nos refiramos del mismo modo utilizando los mismos términos para todo lo que nos rodea para generar más confianza y evitar el miedo de lo desconocido.  
Es por este motivo que el antropomorfismo se ve aplicado en muchos ámbitos, como otorgar características propias a nuestras mascotas o animales como si fueran humanos. Es importante tener en cuenta que el Antropomorfismo tiene múltiples beneficios, pero puede generar distorsión de la realidad. Si somos conscientes de ello, no tiene por qué ser algo malo. Es decir, el antropomorfismo no supone una alteración en la funcionalidad de la persona, pero es fundamental reconocer realmente el mundo para tomar decisiones objetivas.

Reducción del estrés: estudios han demostrado que interactuar con animales puede disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Al hablarles, nuestro cuerpo libera endorfinas, neurotransmisores que generan sensaciones de calma y felicidad.
Ejemplo: después de un día agotador en el trabajo, pasar tiempo hablando con tu perro o acariciando a tu gato puede ayudarte a relajarte y liberar tensiones acumuladas.

Mejora del estado de ánimo: la conexión emocional que establecemos con los animales puede elevar nuestro estado de ánimo y reducir los sentimientos de ansiedad y depresión. Sentirnos escuchados y comprendidos, aunque sea por un ser no humano, puede ser increíblemente reconfortante.
Ejemplo: después de una experiencia desafiante o un día difícil, compartir tus pensamientos con tu mascota y recibir su compañía incondicional puede brindarte consuelo y aumentar tu optimismo.

Fomento de la empatía y la compasión: hablarles a los animales nos ayuda a desarrollar habilidades de empatía y compasión al reconocer sus necesidades y sentimientos. Esta sensibilidad hacia otros seres vivos puede mejorar nuestras relaciones interpersonales y fortalecer nuestra conexión con el mundo que nos rodea.
Ejemplo: enseñar a tus hijos a comunicarse con los animales no solo les brinda una experiencia enriquecedora, sino que también les inculca valores de respeto y cuidado hacia los seres vivos.

En resumen, hablarles a los animales no solo es una forma de expresión emocional, sino también una poderosa herramienta de autocuidado. Al dedicar tiempo a esta práctica, podemos experimentar una mejora significativa en nuestra salud mental y bienestar general. Así que la próxima vez que tengas la oportunidad, ¡no dudes en hablarle a tu compañero fiel!